A los sones de Estrella de los Mares, salía a las calles de Triana, la peregrina imagen de la Virgen del Carmen de Bonanza. Una imagen que venía de ser restaurada desde Córdoba para navegar hasta su tierra de Sanlúcar de Barrameda en Bonanza, novia del cielo y del mar.
En ocasiones el "figureteo" hispalense -como lo llama una buena amiga- se pasa de rosca. Yo no digo que nos volvamos -de pronto- unos "viva la Virgen" al estilo reiterado de los rocieros o pastoreños, pero esta mañana, los sanluqueños del Carmen de Bonanza, nos han dado sobradas muestras de cómo se siente una devoción y se exteriorizan los sentimientos sin necesidad de posturas estrambóticas. Creo que todos los sevillanos, llevamos un trozo de Sanlúcar y viceversa, un servidor la lleva en la sangre por parte de padre...y Triana, como siempre, sabe acoger y hacer suyas cualquier devoción desde la autenticidad. Desde la autenticidad, surgieron, esta espléndida mañana, los ¡vivas y aclamaciones de los sanluqueños! a su Virgen del Carmen de Bonanza, que se paseaba majestuosamente por las calles del arrabal entre palmas y "oles" por bulerías, pero sin estridencias, vibrando y haciéndonos vibrar a todos los trianeros y sevillanos que acudimos más por curiosidad.
Se palpaba la emoción sentida en los rostros de los sanluqueños arropando a su Virgen, la buena gente de Bajo de Guía y Bonanza, esas caras colorados y dulces como el corazón de la sandía que son el espejo de un alma noble, sencilla y de buenas personas. Agradecidos y emocionados, no daban crédito a que la Virgen de sus amores se paseara por Triana, asomándose a Sevilla, desde el balcón con las mejores vistas hacia el Betis. Ellos también lo saben, pero un servidor tiene el gusto de expresárselo públicamente a través de esta crónica: el gusto fue nuestro, todo un placer compartir con Sanlúcar de Barrameda la devoción a la Virgen del Carmen de Bonanza, novia del cielo y del mar.
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